Apodado ‘el presidente pobre’ y recordado, entre otros, por insultar públicamente a la FIFA, Mujica se convirtió en uno de los líderes más notables durante su mandato, que termina este domingo.
José ‘Pepe’ Mujica, uno de los presidentes más populares de la región, que con una sencillez y sinceridad únicas puso al país en la boca del mundo entero.
Tras pasar casi quince años en prisión por su militancia guerrillera en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, Mujica se convirtió en uno de los políticos más notables de Uruguay.
Durante sus cinco años de presidencia, que termina con una popularidad superior al 60%, ha dicho no vivir “para cobrar cuentas o reverberar recuerdos” y llamó la atención del cineasta serbio Emir Kusturica, que dirige un documental sobre su vida.
Directo y franco
“La FIFA son una manga de viejos hijos de puta”, fue una de las frases de Mujica que más polémica generó y que volvió a dejar en evidencia su estilo directo y franco, luego de que el jugador Luis Suárez fuera sancionado durante el Mundial de Brasil.
En 2013, creyendo que los micrófonos estaban apagados en una conferencia, Mujica hablaba sobre la situación en Argentina y dijo que “esta vieja es peor que el tuerto”, en referencia a la presidenta Cristina Fernández y el fallecido Nestor Kirchner. “El tuerto era más político, esta vieja es terca”, dijo.
Mucho antes, el mundo empezaba a conocer su irreverencia cuando el entonces presidente de Francia Nicolas Sarkozy incluyó a Uruguay en una lista de paraísos fiscales. En Buenos Aires, Mujica dijo que el mandatario francés “se había peleado con ese camión que tiene (como esposa), vino bien caliente y dijo eso”.
El presidente “más pobre del mundo”
“Puedo parecer un viejo excéntrico o loco”, le dijo Mujica a la BBC en 2012, cuando al mundo entero le empezaba a causar curiosidad cómo el mandatario donaba cerca del 90% de su sueldo a obras de caridad y seguía viviendo en su humilde casa en una zona rural a las afueras de Montevideo.
Con su característica personalidad, Mujica defendió su estilo de vida austero incluso ante la Asamblea General de la ONU en 2013. “Hemos sacrificado los viejos dioses inmateriales y ocupamos el templo con el dios mercado. Él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas y tarjetas la apariencia de felicidad. Parecería que hemos nacido solo para consumir y consumir”, dijo en esa oportunidad.
Uno de los aspectos de su vida que más ha dado de qué hablar es su vehículo, un Volkswagen Fusca color celeste modelo 1987. Por su viejo automóvil, Mujica ha rechazado ofertas como la de un jeque árabe que le ofreció un millón de dólares, o la del embajador de México Felipe Enríquez que le ofreció diez camionetas doble tracción.
Sencillez y apoyo popular
La popularidad de Mujica no solo aumentó por los resultados de su mandato, sino por el apoyo de las clases populares de Uruguay que se identificaban con su humilde presidente.
Una de las muestras más icónicas de su sencillez con la gente sucedió a principios de año cuando un humilde trabajador del suroeste de Uruguay que hacía autoestop en una carretera, se llevó la sorpresa de ser recogido por una camioneta en la que viajaban Mujica, su esposa y su perra; que lo llevaron hasta un lugar cercano a la estancia presidencial.
En otra ocasión, los periodistas no pudieron entrevistar al mandatario porque decenas de personas se acercaban a estrechar su mano y expresar su admiración, entre ellos un mendigo que con entusiasmo le dijo “quiero que seas presidente toda la vida” luego de que Mujica se llevara la mano al bolsillo para darle un billete.
Polémicas e inéditas leyes
Impulsada y defendida a ultranza por Mujica, la ley más importante que se sancionó durante su mandato y que se convirtió en referencia para la región fue la que reglamentó producir, vender y consumir marihuana en Uruguay.
Además, durante su mandato también entraron en vigor varias leyes que convirtieron al país en uno de los más progresistas del continente, como la que despenalizó el aborto durante las primeras 12 semanas de gestación y la que legalizó el matrimonio de parejas homosexuales.
Mujica, además, gestionó y aprobó la llegada a su país de 42 refugiados sirios y de seis personas (cuatro sirios, un palestino y un tunesino) que permanecían presos en la cárcel estadounidense de Guantánamo.
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