¿Por qué México reconoce a Nicolás Maduro y qué es la Doctrina Estrada?


Los  principios que rigen dicha doctrina consisten en el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y la No Intervención en Asuntos Internos de los Estados.


México es uno de los países que reconoce el régimen de Nicolás Maduro debido a que se atiene a la autodeterminación de los pueblos contemplada en la Doctrina Estrada.

La Doctrina Estrada rige la actuación de México con el resto de los países del mundo, así como la forma en la que responderá a sus aliados ante situaciones extraordinarias.

Los  principios que rigen dicha doctrina consisten en el respeto a la libre autodeterminación de los pueblos y la No Intervención en Asuntos Internos de los Estados.

El primer punto se refiere a que al derecho de cada pueblo para “aceptar, mantener o sus sustituir a sus gobiernos o autoridades” y el segundo a que México no tomará partido ante cambios bruscos en asuntos interiores.

“México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos porque considera que ésta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados (…) por otros gobiernos”, se lee en la doctrina.

Asimismo, la Doctrina Estrada señala que México no reconocerá gobiernos que asuman el poder por medios que no están previstos en la constitución de cada país.

Definición de Doctrina Estrada

El contexto histórico

En 1913 México se encontraba en pleno proceso revolucionario y la toma del poder dependía en gran medida del posible apoyo político de Estados Unidos, un país que no solo es el vecino natural sino además ya se presentaba por entonces como el país más poderoso del planeta.
En el contexto revolucionario el presidente y el vicepresidente de la nación fueron detenidos y finalmente se suicidaron por las presiones recibidas de EEUU. Ante esta circunstancia se tuvo la necesidad de adoptar una medida de protección de la soberanía nacional, pues se temía una injerencia del vecino del norte en la política interna.
En 1917 México cuenta con una nueva constitución y se encuentra en plena etapa postrevolucionaria, pero todavía se vivía un periodo de efervescencia política. En esta situación era imperioso que la nación obtuviera un claro reconocimiento internacional y una independencia política sin fisuras.

La Doctrina Estrada se fundamenta en el principio de no intervención y en el respeto a la soberanía nacional de los pueblos.

En 1930 Gerardo Estrada, secretario de relaciones exteriores, presentó la declaración de la doctrina que lleva su nombre. Su aportación fundamental es la siguiente: ningún gobierno requiere del reconocimiento de otras naciones para asumir su propia soberanía. Este planteamiento supone un rechazo explícito a cualquier forma de intervención extranjera en los asuntos del gobierno de una nación.
La mayoría de historiadores coinciden en que esta doctrina se basa en el rechazo de la política internacional de Estados Unidos, que ya había promovido el no reconocimiento de algunos gobiernos extranjeros, de manera singular aquellos que habían surgido de procesos revolucionarios o de golpes militares.
Según la primera, las naciones del continente americano tienen que negarse a reconocer cualquier gobierno surgido de un proceso revolucionario y, por lo tanto, la Doctrina Tobar defiende una posición de intervencionismo indirecto. La Doctrina Monroe promueve la no intervención de las naciones europeas en el continente americano y, por otra parte, afianza una posición de privilegio de Estados Unidos sobre el resto de naciones americanas.
La Doctrina Estrada se opone a ambas y con ella se promueve una actitud respetuosa con respecto a los asuntos internos de México y de cualquier otra nación.

Definición de Injerencia
El verbo injertar tiene varios usos. En botánica se habla de injertar plantas, puede referirse a meter una cosa en otra, a la introducción de una palabra o una frase en un escrito o a la intromisión en asuntos ajenos. Sin embargo, el uso habitual del sustantivo injerencia hace alusión a la idea de intervención de un país en los asuntos de otro.
Este concepto se emplea normalmente en el contexto de las relaciones políticas y económicas entre las naciones. Así, si el gobierno de una nación opina sobre otra nación distinta es muy probable que sea acusado de injerencia.
Existen dos posibles planteamientos. Uno de ellos tiene un sentido negativo y, por el contrario, el otro se fundamenta en un planteamiento positivo.

La soberanía de una nación debe regirse por la voluntad de sus ciudadanos y sin la injerencia de otras naciones

En el Derecho Internacional existe un principio general, el de no intervención o no injerencia. Con este principio se da entender que no es legítimo que una nación imponga su voluntad sobre otra. El imperialismo, el colonialismo o las diversas formas de imposición de la ley del más fuerte son planteamientos que se oponen a dicho principio.
En algunos casos se produce una injerencia no explícita, tal y como puede ocurrir en relación con los tratados de libre comercio, que son considerados en ocasiones como una injerencia silenciosa.

La injerencia de Estados Unidos en América Latina

Desde que Estados Unidos se convirtió en una gran potencia mundial se han dado varios episodios de injerencia en países latinoamericanos, tanto en el plano político como económico. Así, los regímenes de Pinochet en Chile, de Batista en Cuba o el control del Canal de Panamá son claros ejemplos del intervencionismo de Estados Unidos a lo largo de la historia.


La injerencia humanitaria

En algunas ocasiones se interviene militarmente en un estado no con la intención de ocuparlo sino precisamente para liberarlo de una situación violenta. Este tipo de intervención o injerencia obedece a causas humanitarias.
Imaginemos que un grupo de países deciden aliarse para derrocar el régimen tiránico de otra nación y de esta manera poner fin a un dictadura que somete al conjunto de la población. En este tipo de circunstancias la injerencia tendría un componente humanitario y, por lo tanto, se trataría de un intervencionismo no opresor sino liberado.


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